El cine de Peter
Greenaway se caracteriza por el minucioso trabajo visual en cada una de las
tomas de sus películas, el trabajo de la dirección de arte es clave para la
producción de sus piezas. Es muy común encontrar imágenes con encuadres
centrados y el uso de la hipérbole, que acude a lo grotesco para desarrollar
los escenarios en los que se encuentran los personajes.
El contrato del dibujante (The
draughtsman's contract) se estrenó en 1982, cuenta la historia del
caballero Neville, un dibujante que llega a la mansión de Mr.Herbert para
producir doce dibujos de dicha edificación. Sin embargo, en ausencia de este
señor conoce a su mujer, una dama que llevará a cabo un contrato con el
protagonista en el que, además de aportar sus honorarios económicos, esta
mantendrá relaciones sexuales con él. Así, Neville pasa sus días en la mansión
junto a personajes del rococó inglés, con sus maquillajes y sus prendas
sobrecargadas. Cada toma de la película se produjo con un exigente trabajo
visual en cada uno de los personajes, que parecieran posar como estatuillas
para una fotografía, dialogan en los jardines mientras lucen sus trajes y
pelucas blancas. El personaje del dibujante se destaca por vestir de negro
cuando el resto viste de blanco, o de forma inversa a medida que transcurre la
película. Su sombrero lo caracteriza y diferencia del resto, mientras trabaja
con una máquina que le permite definir el encuadre de sus dibujos.
El personaje principal hará que la dama cumpla
con su contrato, pero, a medida que trascurre la historia, Mr. Neville
descubrirá nuevos conflictos cotidianos dentro de la mansión de Mr. Herbert.
No es posible disfrutar de esta película sin
la banda sonora de la mano de Michael Neyman, compositor que musicaliza la
mayor parte de sus obras. Es clave la música para que la trama se desenvuelva y
le dé el carácter grotesco, acompañada por las vestimentas, las poses y los
diálogos de los personajes en los que la historia se desarrolla.
Me es imposible, como artista visual, no
analizar la estética de cada una de sus películas, porque su trabajo es
detallista y corona sus producciones con un halo místico en el desarrollo de
cada una de sus escenas.
Las películas de Peter Greenaway son piezas
perfectas, donde la música y la estética nos envuelven en historias que
trascurren de forma lenta, pero que no dejan de sumergirnos en un universo que
el autor logra generar en el espectador.
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