El lenguaje inclusivo
es una alternativa ante una lengua cuyos yacimientos provienen de una cultura patriarcal,
hegemónica y dominante, que no incluyen en las terminaciones de sus pronombres
y sustantivos, que indican sujetos, a sectores de la sociedad excluidos. Estos
son: mujeres, transexuales y no binaries.
Este nuevo lenguaje propone suplantar las letras
«o» y la letra «a» por la letra «e» y así incluir a
personas cuyo género no se reconoce bajo lo femenino o lo masculino.
El problema es que nuestra cultura se funda en
una lógica binaria. De esta manera, no importa todo lo que se sale de esa
norma. La ropa que vestimos, el perfume que utilizamos y el lenguaje del que
nos apropiamos está condicionado a esa lógica.
El rechazo que provoca esta nueva propuesta
proviene de los sectores que se resisten a los cambios inevitables del lenguaje
(dado que este una estructura dinámica que se va transformando con el correr
del tiempo), no se detienen a analizar la importancia de este cambio
estructural en la lengua.
Con intolerancia se refugian en los conceptos
de la Real Academia Española, institución que se encarga de la reglamentación
lingüística y gramatical bajo la corona de la realeza española. Como si el
lenguaje no fuera parte del mismo dinamismo con el que se desplazan los cambios
culturales.
Estos argumentos ocultan una ideología que no
tolera la diversidad que durante estos años se ha invisibilizado. Esconden, en
su discurso en defensa de la lengua y el idioma, una evidente homofobia y
misoginia. Sostienen que el uso de la “e” es problemático, que el masculino en
la lengua española también incluye al femenino. Aun así, cuando uno dice «El hombre» (refiriéndose a la
raza humana) abarca solo al género masculino, y así excluye al resto de les
humanes. El lenguaje nunca deja de estar cargado de ideología.
Aun así, cuesta apropiarse de esta nueva
lengua por completo y su deconstrucción llevará tiempo, porque en este momento
nos encontramos en una transición que aún no sabemos bien hacia donde nos
llevará.
Será difícil combatir la ignorancia y el
pensamiento retrógrada que gira en torno a este debate porque hay generaciones
que se resisten. En un futuro este tema se va a dar por terminado y la
reglamentación de este lenguaje será inevitable. Por todes les trans, no
binaries y mujeres que hemos sido excluides del idioma, por toda la diversidad
que hoy no calla sus reclamos, por los siglos de violencia contra las mujeres,
por el fin de una intolerancia que muchas veces llega a lo sangriento con tal
de perpetuar su ideología.
Les compañeres seremos más visibles que nunca
y continuaremos combatiendo la misoginia y la homofobia, en cada uno de sus
aspectos, hasta que no queden rastros de ideales conservadores en nuestra
cultura.
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