La historia del arte está plagada de mitos y leyendas que giran en torno a las «obras maestras». Muchas de estas han sido atribuidas a supuestos artistas que se han enriquecido con sus innumerables ventas.
Para una mujer no era fácil consagrar su obra,
por este motivo, muchas de ellas hacían firmar sus cuadros o novelas con el
nombre de sus maridos. Ellos gozaron de su fama y reputación a costa del
trabajo de estas artistas.
El caso de Tintoretto es uno de los más
conocidos. En el siglo XVI, este pintor se casó con una joven aficionada a la
pintura. Su padre no le había permitido estudiar, pero al casarse con este
artista pudo formarse de manera profesional.
Es hasta el día de hoy que las obras más
célebres de Tintoretto son en realidad producciones pintadas por su esposa. Las
menos conocidas fueron las elaboradas por este artista fraudulento, que hacía a
su mujer firmar los cuadros con su nombre.
El caso de Tintoretto es uno de los tantos
fraudes de la historia del arte, y es bien reflejado en la película La
esposa (The wife). En ella un escritor de alto reconocimiento es
ganador del Premio Nobel de Literatura, pero a medida que pasan los minutos de
la pieza audiovisual podemos comprender que el verdadero escritor no se trata
de este carismático señor. La verdadera creadora de las novelas era su esposa,
quien por ser mujer coincidió que era mejor que a su marido se le atribuyera la
fama por su trabajo.
Son tantas las investigaciones que se han
llevado a cabo sobre mujeres escondidas en el arte que se han producido
películas y artículos sobre el tema. Hace unos cincuenta años ser mujer y
artista hacía que su firma se viera desvalorizada, muchos curadores o editores
rechazaban trabajos creados por mujeres.
¿Qué sucedió con las jóvenes que formaron
parte de la generación beat de los Estados Unidos? Terminaron, muchas de ellas,
olvidadas en las estanterías de la literatura norteamericana. Buscaron escribir
y vivir los placeres como a un hombre le era permitido. ¿Quiénes trascendieron
como los fundadores de este estilo literario? Allen Ginsberg, Jack Kerouac,
entre otros hombres. Entonces es válida la pregunta: ¿Cuántas mujeres más han
sido relegadas del mundo artístico?
La película de Tim Burton Ojos grandes
(Big eyes) también representa una historia basada en hechos reales sobre
un hombre que hace a su mujer firmar las pinturas con su nombre, para poder
gozar de la fama que él, por su cuenta, nunca conseguiría. Margaret Keane fue
una pintora, a quien durante mucho tiempo se la relegó de su lugar como artista
para complacer a su marido.
¿Cuántas pintoras, músicas, escritoras,
dramaturgas habrá que no pudieron vivir de su trabajo con su nombre? A medida
que pasan los años aparecen nuevas figuras y es probable que descubramos nuevos
rostros y nombres escondidos en la historia del arte.