martes, 16 de noviembre de 2021

La salud en el arte

 

Autoretrato Vincent Van Gogh



   Siempre se ha dicho que la «locura» acompaña a algunos artistas y que de una idea imaginaria crean una realidad simbólica y la reproducen en su obra. Aquella idea, en apariencia tan delirante, se transforma en una forma de salud mental que nos permite repensar los procesos sociales que nuestra cultura atraviesa, a través del consumo de obras de arte. «Locura» y «salud» se convierten en dos elementos que se fusionan en la producción artística, es saludable tanto para quien la produce como para quien la consume.

 Es imposible pensar en los cuadros de Munch o en las tormentas que Turner representan en sus pinturas al óleo y no interrogarnos sobre qué hay por detrás de cada una de ellas ¿Puede surgir, de este modo, algo tan saludable como es el hacer artístico? ¿Se requiere estar «fuera de sí» para pintar como Van Gogh? Puede que exista un elemento delirante que sea imprescindible para representar algún tipo de escena desgarradora, pero no se aplica a todos los casos.

  El «loco» no deja de ser hoy en día una figura controversial, que causa escándalo en todo lo que se piensa del orden de lo «normal», en quienes han tenido la suerte de no vivenciar las situaciones adversas que una persona con padecimientos mentales ha tenido que vivir contra su voluntad. Son marginados y muchos de ellos transitan sus vidas en el abandono y el encierro. Como dijo Frank Zappa en una de sus canciones: «(…) aquellos que no tienen miedo de decir lo que piensan. Los relegados de la gran sociedad».

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