viernes, 6 de marzo de 2020

La locura



Ilustración: Helga Berger


 El término «locura» está manchado por una serie de prejuicios y preconceptos que hacen de esa palabra una condena para la persona que se encuentra padeciendo algún tipo de conflicto mental, como si no hubiese gente con conductas tóxicas que lo alejan del sentido de lo saludable.

 Este término es utilizado para discriminar a personas que necesitan de cierto dispositivo como el psicofármaco para llevar una vida más equilibrada. «Loco» sería aquel que no tiene sus cabales en orden, que no cumple con la norma establecida, y como necesita ayuda médica se lo crucifica en esta categoría que produce espanto en personas que han tenido la suerte de no necesitarla.

 ¿Cuántas personas no consumen psicofármacos ni han estado internadas, pero tienen conductas tóxicas y producen daños en las personas que les rodean? ¿Cuántos cerebros libres de psicotrópicos son enfermos con constancia y no están etiquetados en esta categoría, que pareciera ser fatal para cierto sector de la sociedad?

 No hay que tener miedo a estar loco, porque en verdad todos somos sanos o enfermos en algún momento de nuestra vida. Nadie se encuentra exento de toxinas, todos hemos hecho daño o nos han dañado.

 Con la palabra «locura» se ha designado y marginalizado a personas que han tenido padecimientos mentales, y muchas de ellas fueron personas brillantes. Michel Foucault estuvo internado en una institución psiquiátrica y eso no le imposibilitó luego desarrollar su obra y vivir con una calidad de vida más estable. Grandes pintores fueron delirantes y son las personas que más legados han dejado en este mundo que quiere condenarlos en esta categoría tan controversial.

 «Loco» es aquel que no cumple con la norma, que es tan inteligente que construye otras realidades con su mente. «Loco» es aquel que no calla sus ideas y que se mantiene por el mundo de la forma que le han enseñado. «Loco» es aquel al que el sistema le tiene miedo, porque puede cuestionar las maneras en las que funciona, porque devela que todos somos diversos y atenta contra la homogeneización de la que intentan hacernos parte. Por eso suelen ser las personas más geniales y manejan niveles de intensidad muy altos, tanto que a veces sus mentes les juegan malas pasadas.

 No hay que temerle a una persona a quien han forzado a entrar en esa categoría, porque sin ellos hoy el mundo seria aún más adverso.

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