miércoles, 4 de marzo de 2020

El talento


Las Meninas de Diego Velázquez


 Muchas personas dicen no tener creatividad, entendiéndola como un don mágico que solo unos pocos llevamos consigo. Muchos no comprenden que la creatividad es inherente a la raza humana y que lo que se necesita es ejercitarla para que una persona pueda expresarse de manera artística con mayor fluidez.

 Aquel «talento», que muchas personas aún sostienen que existe, no es más que un factor determinante que deviene de las oportunidades socio económicas de la persona en cuestión. Además de otros privilegios, como tener un respaldo familiar que facilite el ejercicio del arte en una persona en edad muy temprana.

 Si una parte de la población es excluida del capital cultural y los recursos económicos, lo que decanta en una falta de oportunidades en diversos aspectos, no podemos hablar de personas iluminadas.

 La palabra «talento» no es la adecuada para hablar de las capacidades artísticas de una persona porque la pobreza hace que se excluyan a muchas de esa categoría, por eso es más adecuado hablar de «potencial». Todos los seres humanos somos potencia. Hacemos el ejercicio de practicar lo que más necesitamos y lo que nuestra pulsión nos indica. Podemos aprender el lenguaje plástico con práctica y perseverancia, y saber que esto no se trata de inspiraciones ni actos iluminadores, sino de trabajo.

 El arte, de alguna forma, se encuentra sacralizado, como si funcionara de manera muy diferente a otras disciplinas y profesiones. Cuando la verdad es que se lo mitifica para beneficiar a un sistema que necesita que ese mito continúe reproduciéndose para que se formen menos cantidad de artistas. Esto se debe a que el arte es una profesión peligrosa, al sistema no le conviene que haya personas que lo cuestionen de manera creativa, por el mismo motivo que intenta excluir a la educación artística de las escuelas, les quitan la oportunidad de expresarse a les niñes más humildes, mientras estupidizan a los más ricos.

 Es una lucha constante lograr que la educación artística tenga lugar en estos recintos para que se reparta su capital de manera más equitativa, y no nos quedemos con la duda de cuántos cerebros se queman con poxiran, en lugar de estar aprendiendo para lograr comprender el funcionamiento de esta sociedad.

 Por todo esto niego que exista el talento, todos los ciudadanos tenemos el derecho a acceder a la actividad artística, desde pequeños y en la adultez. Que nadie te niegue la posibilidad de manifestar tu creatividad, porque es lo que enriquece a nuestro espíritu y permite que veamos la realidad desde otras perspectivas. Nos cuestionamos y pensamos al mundo de otras maneras y es eso lo que no quieren que suceda.

 No tenés que ser músico para disfrutar de un concierto ni ser literato para escribir poesía, todo lo que hace falta es pasión y sensibilidad, de eso se nutren los artistas. Es lo que permite tejer este entramado de símbolos que nos llevan al reconocimiento de otros puntos de vista.

 

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