Muchas personas dicen no tener creatividad, entendiéndola
como un don mágico que solo unos pocos llevamos consigo. Muchos no comprenden
que la creatividad es inherente a la raza humana y que lo que se necesita es
ejercitarla para que una persona pueda expresarse de manera artística con mayor
fluidez.
Aquel «talento», que muchas personas aún sostienen que existe, no es más
que un factor determinante que deviene de las oportunidades socio económicas de
la persona en cuestión. Además de otros privilegios, como tener un respaldo
familiar que facilite el ejercicio del arte en una persona en edad muy
temprana.
Si una parte de la población es excluida del
capital cultural y los recursos económicos, lo que decanta en una falta de
oportunidades en diversos aspectos, no podemos hablar de personas iluminadas.
La palabra «talento» no es la adecuada para hablar de las capacidades
artísticas de una persona porque la pobreza hace que se excluyan a muchas de
esa categoría, por eso es más adecuado hablar de «potencial». Todos los seres humanos somos potencia. Hacemos el
ejercicio de practicar lo que más necesitamos y lo que nuestra pulsión nos
indica. Podemos aprender el lenguaje plástico con práctica y perseverancia, y
saber que esto no se trata de inspiraciones ni actos iluminadores, sino de
trabajo.
El arte, de alguna forma, se encuentra
sacralizado, como si funcionara de manera muy diferente a otras disciplinas y
profesiones. Cuando la verdad es que se lo mitifica para beneficiar a un
sistema que necesita que ese mito continúe reproduciéndose para que se formen
menos cantidad de artistas. Esto se debe a que el arte es una profesión
peligrosa, al sistema no le conviene que haya personas que lo cuestionen de
manera creativa, por el mismo motivo que intenta excluir a la educación
artística de las escuelas, les quitan la oportunidad de expresarse a les niñes
más humildes, mientras estupidizan a los más ricos.
Es una lucha constante lograr que la educación
artística tenga lugar en estos recintos para que se reparta su capital de
manera más equitativa, y no nos quedemos con la duda de cuántos cerebros se
queman con poxiran, en lugar de estar aprendiendo para lograr comprender el
funcionamiento de esta sociedad.
Por todo esto niego que exista el talento,
todos los ciudadanos tenemos el derecho a acceder a la actividad artística,
desde pequeños y en la adultez. Que nadie te niegue la posibilidad de
manifestar tu creatividad, porque es lo que enriquece a nuestro espíritu y
permite que veamos la realidad desde otras perspectivas. Nos cuestionamos y
pensamos al mundo de otras maneras y es eso lo que no quieren que suceda.
No tenés que ser músico para disfrutar de un
concierto ni ser literato para escribir poesía, todo lo que hace falta es
pasión y sensibilidad, de eso se nutren los artistas. Es lo que permite tejer
este entramado de símbolos que nos llevan al reconocimiento de otros puntos de
vista.
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